Isla Mauricio, un trozo de paraíso en medio del Océano Índico

En medio del océano Índico se encuentra la Isla Mauricio, un país soberano emplazado a unos 900 kilómetros de Toasina, ciudad de la costa oriental más cercana a Madagascar en África y a unos 3.800 kilómetros del extremo sur de  India. Si tuviésemos que definir la Isla Mauricio, solo podemos decir que es la isla del amor de arenas blancas y aguas de color azul turquesa.

Mauricio forma parte de las islas Mascareñas, junto a la isla francesa de la Reunión, a unos 170 kilómetros al suroeste.

La isla ha recibido varios nombres  a lo largo de su historia. En un principio se le conoció como isla Cirne, por la gran cantidad de aves existentes, especialmente dodos, pero luego el marino portugués Pedro de Macarenhas, le dio el nombre de islas Mascareñas. Hacia el 1598 una escuadra neerlandesa dio el nombre de Isla Mauricio en honor al príncipe Mauricio de Nassau, nombre que conserva hasta ahora, pese que durante un tiempo la isla se convirtió en una colonia francesa y pasó a llamarse Ìle  de France, pero tras la derrota de Napoleón, la isla volvió bajo el dominio británico recobrando también su nombre.

La forma  más común de llegar a la isla es por aire, aunque no la única, para lo cual  cuenta con un moderno terminal aéreo inaugurado el año 2013 y que tiene capacidad para recibir a 4 millones de pasajeros al año, el Sir Seewoosagur  Ramgoolam.

Desde el aeropuerto puedes desplazarte a cualquier parte de la isla en taxi, o la forma más cómoda, alquilando un carro a un buen precio.  Esta última es sin duda, la mejor alternativa porque muy por el contrario a lo que se cree, Isla Mauricio tiene mucho que ofrecer.

El clima de la isla es  cálido y húmedo,  bordeando los 22ª y los 30ª grados en verano.  La influencia oceánica modera la temperatura   y la abundante humedad hace que prospere una vegetación  muy densa en toda la isla.

Sus maravillosas aguas cálidas de color turqueza y los kilómetros  de arenas blancas dan a la isla su fama mundial.  Belle mare, Mont Choisi, Perebeyrere, Le morne o Flic en Frank son algunas de ellas y se ubican en la parte norte de la isla, donde también se ubican los hoteles de lujo y se organizan casi todas las actividades náutica

En el sur de la región en tanto, las playas dan lugar a otro espectáculo de la naturaleza, los vertiginosos acantilados volcánicos donde golpean con furia las olas del Índico.  Gris Gris, la roca que llora o  Le Souffleur son escenarios privilegiados  donde el mar deleita  a los  visitantes con sus extrañas formas.

Aquí el Indico bate con fuerza, la misma que se ha encargado por años de esculpir la roca  dando forma a grietas y pasadizos donde las olas revientan furiosas brindando un espectáculo fascinante.

Para quienes  buscan disfrutar de lugares vírgenes, las playas del este de la isla son el lugar adecuado. Grandes extensiones de arena que poco o nada tienen que envidiar a las playas del norte.

Si lo tuyo es disfrutar del deporte, Isla Mauricio tiene para todos los gustos, ya que aquí la vida gira en torno al mar: kayak, esquí acuático, stand up paddle surf, windsurf, buceo, esnórquel, pesca deportiva, etc.

Otra forma de disfrutar el mar son los famosos paseos en catamarán, en submarinos  o mejor aún paseos en embarcaciones con fondo de cristal, donde podrás disfrutar de la belleza del fondo marino y conocer  algunas de sus especies en su hábitat natural.

Ya fuera del mar, otro de los imperdibles de Isla Mauricio es el Jardín Botánico Sir  Seewoosagur  Ramgolam, (mismo nombre del aeropuerto). Se trata de un jardín tropical de 26 hectáreas, conocido en el mundo entero por su  prestigiosa y enorme  colección de plantas autóctonas y exóticas, tales como la  ninfa gigante de amazonas, el loto, el bambú dorado, el ébano, la teka , la caña de azúcar  y la Victoria Regia.  Esta última es la reina del jardín y la más fotografiada por los turistas.  Famosa por sus grandes hojas circulares de hasta un metro de diámetro  que flota sobre la superficie del agua de un estanque ubicado  en medio del jardín.

Sus tallos sumergidos alcanzan 7 a 8 metros de largo pudiendo soportar  hasta 40 kilos y su flor que mide  40 cms  se abre religiosamente a partir de las 6 de la tarde y se mantiene abierta hasta aproximadamente las nueve de la mañana, donde vuelve a cerrarse para renacer al atardecer. Sin lugar a dudas otro espectáculo.

Pero si de curiosidades naturales se trata, no podemos salir de Isla Mauricio sin conocer la Tierra de Siete Colores en la llanura de Chamarel.  Se trata de otro fenómeno natural extraordinario. Un pequeño espacio con dunas onduladas de tierra de distintos colores: violeta, púrpura, verde, amarillo, rojizo, azulado y marrón, que si se mezclan en un mismo recipiente, vuelven a separarse por color. Si bien el mundo científico no ha logrado dar con la tesis exacta de este proceso, lo que se sabe es que  la erosión del suelo, la mezcla de sus minerales con la lluvia, las temperaturas cálidas y la descomposición de la arcilla hacen que la tierra adopte estos maravillosos colores.

Este lugar se encuentra en la actualidad cercado, ya que el gobierno de la isla declaró esta zona como entorno protegido para su conservación, por lo que no se puede caminar por ella y  sólo se puede observar desde los miradores dispuestos para ello. Esto se debe a que no eran pocos los turistas que al transitar libremente por el lugar decidían llevarse un poco de tierra para seguir admirando su belleza.

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La  historia y  la prosperidad de Mauricio están vinculadas a la industria de la caña de azúcar, que llegó a  Mauricio  a través de  los colonos holandeses.

En la actualidad, el azúcar  dejó de ser el  eje de la economía de la isla como lo fue en el pasado, pero si lo es otro producto derivados de la caña. El producto más famoso de la isla, el ron.

Pero el té no se queda atrás, otro producto muy popular entre los isleños y también para los turistas, quienes a través de La Ruta del Té tienen la posibilidad de visitar  plantaciones de té tradicionales, fábricas de té y museos alusivos.

Y por último no podía finalizar este artículo sin hacer una mención especial a su gastronomía, un abanico de posibilidades que permiten vivir al turista una experiencia culinaria a otro nivel.

Los platos principales de la comida mauriciana están compuestos por carnes, vegetales, una gran variedad de pescados, mariscos y arroces  muy especiados. Este es sin duda el sello característico de la cocina, su  intenso sabor y aroma producto del uso de una gran cantidad de especies tales como el jengibre, el curry , el perejil, el cilantro, el estragón, el comino, entre otros.

Para completar la oferta gastronómica, están las frutas tropicales como la papaya, el mango, el coco, la piña o la guayaba y las bebidas típicas como el lassi,(una mezcla de yogur y agua helada), el alouda, una infusión dulce de agar y leche, jugos de frutas tropicales, café, té y por supuesto, el infaltable ron de la casa.

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