El Castillo Caldicot en su hermoso escenario de exuberantes jardines y un parque de zonas boscosas.

Gales es muy conocida por la cantidad de castillos que tiene. Algunos en ruinas y otros en mejor estado. Hoy nos desplazamos al sur para visitar uno de ellos y acercarnos un poco a la historia del lugar.

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Caldicot es una localidad galesa situada en la ribera del Canal de Bristol. Siempre fue un lugar estratégico ya que permitía controlar el tráfico marítimo con una simple mirada. Para aquellos turistas que ubiquen esta área, hablamos del primer pueblo que nos encontramos al cruzar el Puente de Severn que une Inglaterra con Gales.

Siglos atrás los colonos romanos ocupaban la zona ya que Caldicot era un punto de paso de la Vía Julia en su camino a Caerwent (Venta Silurum). Siglos más tarde los normandos construyeron un castillo para controlar esta parte del sur de Gales (Siglo II o XIII).  Por aquel entonces el Conde de Hereford era propietario del castillo aunque en 1373, tras la muerte del último varón de la familia Bohun, las herederas emparentaron con el Rey Eduardo III y paso a manos de la Corona.

Por aquel entonces era una fortaleza que podía resistir cualquier asedio pero las reformas continuaron con nuevas torres, defensas y establecimientos. Tanto esfuerzo no se vio disfrutado ya que el castillo fue pasando por diversas manos en régimen de alquiler hasta mediados del siglo XIX. En 1885 J.R. Cobb, un anticuario apasionado de los castillos medievales, lo compró y lo fue restaurando. El tal Cobb debía de tener mucho dinero porque hizo lo propio con los de Manorbier y Pembroke.

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Desde 1885 hasta 1964, la familia Cobb vivió y trabajó en el castillo. A partir de 1943 el castillo fue puesto de nuevo en alquiler. Los sucesores del J.R. Cobb ofrecían apartamentos amueblados en tres de las torres y en la entrada. En 1963 el castillo fue adquirido por el Consejo de Distrito Rural de Chepstow por 12.000 libras y dejaron de alquilarlo como vivienda. Finalmente en 1965 el castillo fue abierto al público como atracción turística y se ofrece como lugar para fiestas y banquetes.

Caldicot Castle no sólo es un gran lugar donde dejar a los niños sueltos, sino también es un museo aunque su colección es muy pequeña. Obviamente éste no es su mayor atractivo si bien podremos contemplar muebles, objetos decorativos y trajes antiguos. Más interesante es el material relacionado con Caldicot y las villas cercanas como fotografías y objetos recuperados en excavaciones arqueológicas.

Para finalizar no podemos olvidar que el castillo se encuentra en medio de un gran parque que merece la pena visitar ya que es un lugar muy tranquilo.  

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