Muchas veces hemos escuchado hablar de la cultura empresarial o cultura organizacional, que no es otra cosa que la forma como funciona o se comporta una organización. Se podría decir que es la personalidad de la empresa, y de acuerdo a la definición que existe de este concepto es “el conjunto de normas valores, creencias, formas de actuar o sentir de cada uno de sus miembros”
Y esta personalidad es precisamente la que le la cohesión al grupo, que hace que cada uno de sus miembros se identifique con su propia organización y que la defina tanto en el medio interno como frente al medio externo haciendo también que los demás puedan identificarla.
Cada empresa tiene sus propias formas de actuar, pensar y sentir, y existen muchas prácticas al interior de las organizaciones que le van dando su propio sello
Creencias, valores compartidos, símbolos que personifican esos valores y que se transforman en modelos a seguir para los miembros nuevos, las comunicaciones formales e informales que se dan en su interior, los mitos, que no son otra cosa que historias o anécdotas ocurridas en el pasado y que reflejan los valores de la empresa, como por ejemplo las ideas originales de los fundadores y que persisten en el tiempo.
Los rituales son otra muestra de la personalidad de la empresa y refieren a las actividades programadas y sistemáticas que se realizan para celebrar momentos claves, como la incorporación de nuevos colaboradores, los ascensos, la salida de una licencia prenatal o incluso las despedidas.
Pero cuál es la importancia que tiene esta cultura empresarial para la propia organización? la respuesta es simple, el impacto que ella genera en sus miembros se verá reflejado en los resultados de la empresa.
Desarrollar esta cultura organizacional, donde cada uno de sus miembros se sienta parte de ella, favorecerá el aprovechamiento del talento humano con que se cuenta, transformándolo así en un elemento estratégico de la organización y en su visión de negocio, debido entre otras cosas a la alta influencia en el comportamiento de su personal.
Pero no hay que olvidar otro aspecto igualmente importante, y es que la cultura se transmita a los diferentes grupos que forman parte de la empresa donde el rol del líder es fundamental.
Resulta imprescindible tanto para la organización como para sus miembros, crear el sentido de pertenencia, el sentido del orgullo, de lealtad con la empresa, pero también propiciar estructuras flexibles, favoreciendo la innovación, generando aprendizajes en sus miembros y posibilitando cambios como resultado de sus propios aprendizajes. Será entonces la influencia que ejerza el líder la que marcará la ruta y moldeará la cultura de la empresa.
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